Ingresos Brutos: es el más injusto y retrógrado de los impuestos

Mendoza, como todas las provincias, sufre los embates de un Sistema Impositivo asfixiante que incluye Ingresos Brutos cuyo resultado es la destrucción del ejido productivo y la pérdida de empleo. La Unión Comercial e Industrial, ha señalado en varias oportunidades que, de continuar así, el país no encontrará el rumbo para salir de la profunda crisis en la que se encuentra.

Los gravísimos problemas que padece cada ciudadano en nuestro país, cada empresario, cada consumidor, nos agobian y nos hacen preguntarnos hacia dónde y cómo seguimos.

La pobreza sigue creciendo y las autoridades económicas nacionales, en lo que va de esta gestión, solo generaron situacionesqueno estimulan eldesarrollo ni crecimiento de las empresas y por ende de los trabajadores. Limitarse a acordar metas con el FMI, sumamente difíciles de cumplir, nos salvó del abismo, pero solo eso. 

La inflación está destruyendo la macro y la microeconomía y junto a las otras variables, hace que nuestra vida encuentre cada vez más limitaciones y esté cada vez más empobrecida.

Nuestro sistema centralista y tan dependiente de la capital del país hace que las provincias no hagan más que esperar el derrame de la Nación que todos sabemos, es discrecional.

La pandemia, lo dijimos muchas veces, vino a dar una estocada final a nuestra ya estancada economía y las provincias tuvieron que poner en marcha salidas creativas para estimular las actividades y fomentar la producción, el comercio, los servicios.

Mendoza, que hizo alguna de sus tareas, no es un feudo y siempre se jactó de su institucionalidad y desarrollo tanto democrático como económico. Pero esa historia que siempre nos destacó hoy parece ser nada más que un recuerdo.

No crecemos desde hace mucho tiempo, según datos de especialistas. Nuestra economía cayó más que el promedio del país y creció menos y hace 10 años que no genera empleo en blanco, empleo de calidad. Los sueldos en la provincia son sensiblemente inferiores al promedio del país.

Sabemos que, en este país unitario en la práctica, no queda mucho espacio para las provincias a la hora de generar políticas económicas, pero también sabemos que la voluntad política y la creatividad pueden encontrar nuevos espacios para no caer aún más.

Debemos darnos un verdadero, profundo y estructural debate sobre la matriz productiva, para que, a mediano plazo, la Mendoza en potencia encuentre su verdadero camino de crecimiento. Pero la crisis es hoy y hoy es cuando se deben implementar medidas para que las empresas que sobrevivieron, puedan seguir haciéndolo y para que esta economía tan estancada pueda despertar.

La provincia tiene una herramienta poderosa para hacerlo y es su posibilidad de disminuir, aunque más no sea temporalmente, el impuesto a los Ingresos Brutos, promesa que gestión a gestión se renueva y sistemáticamente no se cumple.

El impuesto a los Ingresos Brutos es el más injusto y retrógrado de los impuestos ya que grava las distintas etapas de los procesos productivos sin la posibilidad de efectuar mecanismos de compensación de débitos y créditos, como se hace en el IVA. Y es uno más deun centenar de gravámenes de orden Nacional, Provincial y Municipal, a los que nos condena el sistema impositivo irracional y que expulsa a más del 60% de nuestra economía a la informalidad.

Es un elemento más del costo, cuya incidencia se hace notar más aún en aquellos procesos donde existen varias etapas de producción (procesos industriales) o comercialización. La característica misma del impuesto, genera un efecto cascada de incremento de costos que se traslada etapa tras etapa, determinando el efecto de impuesto sobre el impuesto pagado en la etapa anterior, con el claro efecto de incremento en los costos finales.

Existen múltiples alternativas para abordar la nocividad de este impuesto sin que se deteriore el financiamiento de las arcas provinciales a través de una reforma impositiva provincial de fondo e inteligente, con una complejidad inherente para salir de esta situación ya establecida y arraigada en el esquema recaudatorio provincial.

Por otro lado, se ha difundido novedosas propuestas de Instituciones que han estudiado en profundidad el tema y proponen caminos alternativos para mitigar el efecto nocivo de este impuesto, con efectos directos en la empleabilidad formal, que aún está en estado de análisis por parte de los organismo de decisión, Sería muy beneficioso avanzar sobre las mismas, independientemente de que lleven un costo político asociado o no, pero si el efecto final termina siendo positivo para la competitividad del sector productivo privado.

Esa pelota si está en esta cancha (la provincial). Pero como pasa siempre, la clase política no cuenta con una definida voluntad para aliviar el peso de las empresas que sí generan riqueza, que quieren y deberían crear empleos genuinos, en blanco y con buenos sueldos y que grandes, medianas o pequeñas, son el verdadero motor de la economía.

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