Negociaciones con el FMI: Al país se le están acabando el tiempo y las reservas

“Argentina debe pagar al Fondo Monetario Internacional 2.800 millones de dólares a finales de marzo y los analistas no ven otra opción que asegurar un nuevo acuerdo con el prestamista porque el Gobierno carece de reservas internacionales para realizar el pago. Las reservas netas de divisas han caído por debajo de los 6.900 millones de dólares, según Morgan Stanley, de los cuales sólo 400 millones son líquidos”, expresó un artículo publicado por el Financial Times de Lucinda Elliot titulado “Argentina se acerca a la fecha límite del FMI con pocas señales de progreso” y que describe la situación actual del país.

La falta de avances dado el poco tiempo disponible para evitar un default, la resistencia del directorio del organismo a aceptar un programa con pocos condicionamientos, la falta de apoyo del Gobierno en el Congreso y las propias internas de la coalición que preside Alberto Fernández, señala la nota, generan el riesgo de que el país se aísle y quede como “un paria financiero internacional”.

Marzo es la fecha límite para que Argentina reestructure una deuda de miles de millones de dólares con el FMI, el país corre de nuevo el riesgo de que las instituciones financieras internacionales le corten el grifo y se aísle, mientras el gobierno se esfuerza por encontrar apoyo para un nuevo acuerdo”, arranca el artículo.

La semana pasada, el ministro Martín Guzmán en una reunión que mantuvo con gobernadores admitió que no hay un acuerdo cerca, más que nada por falta de consenso respecto de una “senda fiscal” que defina cuánto, con qué rapidez y con qué herramientas recortará el gasto para equilibrar su presupuesto.

El Fondo pide a la Argentina que sincere su economía y que baje el déficit fiscal. Nuestras autoridades proponen postergar los vencimientos lo más adelante posible, con la receta económica actual.Crecer y después pagar.

“La mayoría de los economistas coinciden en que, entrar en mora con el fondo sería desastroso. Cortaría el crédito que Argentina recibe de otros prestamistas multilaterales y asestaría un duro golpe a la reputación del FMI, como acreedor responsable. Dado que los inversores privados ya rehúyen de nuestro país tras su breve impago en 2020, cualquier enfrentamiento también dejaría al país -miembro del G20 y gran exportador de cereales y que ha sido rescatado 21 veces en seis décadas- como un paria financiero internacional”, advierte el Financial Times.

Pero la resistencia del propio Gobierno, la falta de apoyo opositor a la estrategia oficial y las internas en la propia coalición de Fernández juegan en contra. La oposición no aporta ideas tampoco. Tiene sus propias internas, no llegan acuerdos entre sí y todos (con honrosas excepciones), se encuentran especulando con su posición política para el 2023 .

Como si esto fuera poco, el FMI publicó un informe autocrítico sobre el fuerte crédito que le otorgó al gobierno de Mauricio Macri en el que cuestionó la falta de control en los capitales y de una reestructuración de la deuda con los bonistas en 2018. Y aunque no tiene vinculación con la negociación actual, se determina que el plan fue fallido y lo tilda de “ frágil desde el comienzo“.

Como se puede ver, la clase política falla muy forma muy gruesa en los temas públicos: endeuda al país, aprieta y ajusta al sector privado y obliga a que muchos caigan en la informalidad, tanto empresas como trabajadores. Todos somos víctimas de tremendos desaciertos que desde hace décadas y décadas, empobrecen al país llevándolo a niveles impensables, si se compara con países ordenados, quienes nos miran con asombro y apartan a Argentina de su circuito de negocios e inversiones.

“El balance del banco central se ha deteriorado notablemente. Las reservas netas han caído por debajo de los 7.000 millones de dólares y más de 1.000 millones de dólares han salido del sistema bancario privado sólo en los dos últimos meses, según datos oficiales y del mercado”, dice la nota del Financial Times. Al país se le están acabando el tiempo y las reservas.

La irresponsabilidad de nuestros gobernantes, actuales y anteriores y la falta de seriedad por la que ya somos conocidos por todo el mundo, nos ha llevado a este momento: nuestra economía carece de moneda y reservas.

Tanto el FMI como nuestra economía tambaleante (que ha expulsado a la mitad de la población o más a la pobreza) están exigiendo detener la emisión monetaria y el endeudamiento, reducir el déficit, frenar la inflación, dejar de pisar el tipo de cambio y apuntar a tasas de interés positivas.

Estas medidas aplicadas a un mediano plazo permitirían sanear nuestra economía y encontrar la vía para convertirnos en un país confiable, real y sin ataduras.

La idea de aplicar recetas que no funcionaron nunca, pensando que mágicamente lo harán en la actualidad, peca de ilusa.

Es hora de que nuestras autoridades lo asuman: debemos sincerar todas las variables que están atravesadas por un déficit muy grande, profundizado sin dudas por la pandemia, financiadas por la emisión monetaria, que está sostenido por precios contenidos y cepos de toda clase.

Sincerar variables, tener una economía creíble, reducir el costo político, apostar al crecimiento sin desequilibrios, permitir importar para producir y poder después exportar, armar un plan económico que genere confianza, no son solo requisitos para poder acordar con el FMI, son elementos imprescindibles para poder vivir, generar condiciones apropiadas para la vida en un mundo cada vez más interconectado e interdependiente.

No acordar con el organismo internacional sería un verdadero desastre, pero los argentinos ya conocemos de esto, del impacto que estas medidas tienen en nuestras vidas.

Nuestras autoridades deben entender que los milagros no existen y que con un rumbo cierto, podremos alcanzar los objetivos que el mundo, pero fundamentalmente los argentinos necesitan, de manera imprescindible, para vivir.

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp